Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam
Index Verborum: cuello
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos |
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§ 26 | El cabello que se peina a menudo estará esclarecido y no tendrá dificultad en peinarse cuantas veces quisiere; y el alma que a menudo examinare sus pensamientos, palabras y obras, que son sus cabellos, obrando por amor de Dios todas las cosas, tendrá muy claro su cabello, y mirarle ha el Esposo su cuello, y quedará preso en él y llagado en uno de sus ojos, que es la pureza de intención con que obra todas las cosas. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos a un Religioso para Alcanzar la Perfecion |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos copiados por Magdalena del Espiritu Santo |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos por la Madre Maria de Jesus |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos procedentes de Antequera |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos recogidos por la edicion de Gerona |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Cantico Espiritual A |
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§ 0 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 0 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 0 | Entrado se ha la esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado. |
§ 7.3 | Y esta llaga se hace en el alma mediante la noticia de las obras de la encarnación del Verbo y misterios de la fe; las cuales, por ser mayores obras de Dios y que mayor amor en sí encierran que las de las criaturas, hacen en el alma mayor efecto de amor; de manera que, si el primero es como herida, este segundo es ya como llaga hecha, que dura; de la cual, hablando el Esposo en los Cantares (Ct 4, 9) con el alma, dice: Llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste mi corazón en el uno de tus ojos y en un cabello de tu cuello. |
§ 21 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 21 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 21.1 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste. |
§ 21.2 | El cuello significa la fortaleza, en la cual dice que volaba el cabello del amor, en que están entretejidas las virtudes, que es amor en fortaleza. |
§ 21.2 | Y dice que volaba en el cuello, porque en la fortaleza del alma, que es el cuello del alma, vuela este amor a Dios con gran fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna; y así como en el cuello el aire menea y hace volar al cabello, así también el aire del Espíritu Santo mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios; porque sin este divino viento, que mueve las potencias a ejercicios de amor divino, no obran ni hacen sus efectos las virtudes, aunque las haya en el alma. |
§ 21.2 | Y dice que volaba en el cuello, porque en la fortaleza del alma, que es el cuello del alma, vuela este amor a Dios con gran fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna; y así como en el cuello el aire menea y hace volar al cabello, así también el aire del Espíritu Santo mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios; porque sin este divino viento, que mueve las potencias a ejercicios de amor divino, no obran ni hacen sus efectos las virtudes, aunque las haya en el alma. |
§ 21.2 | Y dice que volaba en el cuello, porque en la fortaleza del alma, que es el cuello del alma, vuela este amor a Dios con gran fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna; y así como en el cuello el aire menea y hace volar al cabello, así también el aire del Espíritu Santo mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios; porque sin este divino viento, que mueve las potencias a ejercicios de amor divino, no obran ni hacen sus efectos las virtudes, aunque las haya en el alma. |
§ 21.2 | Y en decir que el Amado consideró en el cuello volar este cabello, da a entender cuánto ama Dios el amor fuerte; porque considerar es mirar muy particularmente con atención y estimación de aquello que se mira, y el amor fuerte hace mucho a Dios volver los ojos a mirarle. |
§ 21.2 | Mirástele en mi cuello. |
§ 21.3 | Y vuelve a repetir en este verso el cuello, diciendo del cabello: Mirástele en mi cuello, porque, como está dicho, ésa es la causa por que le amó mucho, es a saber, verle en fortaleza. |
§ 21.3 | Y vuelve a repetir en este verso el cuello, diciendo del cabello: Mirástele en mi cuello, porque, como está dicho, ésa es la causa por que le amó mucho, es a saber, verle en fortaleza. |
§ 21.4 | Y eso quiere decir: Mirástele en mi cuello y en él preso quedaste. |
§ 21.6 | Esto mismo del cabello y del ojo dice el Esposo en los Cantares (Ct 4, 9) hablando con la Esposa, diciendo: Llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste mi corazón en uno de tus ojos y en un cabello de tu cuello. |
§ 26 | Entrado se ha la esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado. |
§ 26.1 | Y dice dos cosas: la una es decir cómo ya, después de haber salido victoriosa, ha llegado a este estado deleitoso del matrimonio espiritual, que él y ella tanto habían deseado; y la segunda es contar las propiedades del dicho estado, de las cuales el alma goza ya en él, como son: reposar a su sabor y tener el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado, según ahora iremos declarando. |
§ 26.4 | Y a su sabor reposa, el cuello reclinado. |
§ 26.5 | El cuello, como arriba queda dicho, denota la fortaleza, que es con la que el alma trabaja y obra las virtudes y vence los vicios; y así, es justo que el alma repose y descanse en aquello que trabajó, y recline su cuello |
§ 26.5 | El cuello, como arriba queda dicho, denota la fortaleza, que es con la que el alma trabaja y obra las virtudes y vence los vicios; y así, es justo que el alma repose y descanse en aquello que trabajó, y recline su cuello |
§ 26.6 | Reclinar el cuello en los brazos de Dios es tener ya unida su fortaleza, o, por mejor decir, su flaqueza, en la fortaleza de Dios; porque los brazos de Dios significan la fortaleza de Dios, en que reclinada y transformada nuestra flaqueza tiene ya fortaleza del mismo Dios. |
§ 26.6 | De donde muy cómodamente se denota este estado del matrimonio espiritual por esta reclinación del cuello en los dulces brazos del Amado, porque ya Dios es la fortaleza y dulzura del alma, en que está guarecida y amparada de todos los males y saboreada en todos los bienes. |
§ 28.13 | 13. es a saber, porque más a sabor se deleite de la quietud y suavidad de que goza en el huerto donde se ha entrado, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Cantico espiritual B |
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§ 0 | 22 Entrado se ha la Esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado. |
§ 0 | 31 En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 0 | 31 En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 7.3 | De la cual hablando el Esposo en los Cantares (4, 9) con el alma dice: Llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste mi corazón en el uno de tus ojos y en un cabello de tu cuello. |
§ 20.1 | Entrado se ha la Esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado. |
§ 20.2 | Y la segunda es contar las propiedades del dicho estado, de las cuales el alma goza ya en él, como son: reposar a su sabor y tener el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado, según que ahora iremos declarando. |
§ 20.6 | Y a su sabor reposa el cuello reclinado. |
§ 20.7 | El cuello significa aquí la fortaleza del alma, mediante la cual como habemos dicho se hace esta junta y unión entre ella y el Esposo porque no podría el alma sufrir tan estrecho abrazo si no estuviese ya muy fuerte. |
§ 20.7 | Y porque en esta fortaleza trabajó el alma y obró las virtudes y venció los vicios justo es que en aquello que venció y trabajó repose el cuello reclinado |
§ 20.8 | Reclinar el cuello en los brazos de Dios es tener ya unida su fortaleza o por mejor decir su flaqueza, en la fortaleza de Dios porque los brazos de Dios significan la fortaleza de Dios en que reclinada y transformada nuestra flaqueza tiene ya fortaleza del mismo Dios. |
§ 20.8 | De donde muy cómodamente se denota este estado del matrimonio espiritual por esta reclinación del cuello en los dulces brazos del Amado porque ya Dios es la fortaleza y dulzura del alma en que está guarecida y amparada de todos los males y saboreada en todos los bienes. |
§ 21.6 | Y adornéte con ornato; puse manillas en tus manos y collar en tu cuello. |
§ 22.9 | Porque para significar también el innumerable número de las virtudes de la Esposa usó del mismo término (Ct. 4, 4), diciendo: Como la torre de David es tu cuello, la cual está edificada con defensas; mil escudos cuelgan de ella, y todas las armas de los fuertes. |
§ 29.2 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 29.2 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 29.3 | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste. |
§ 29.4 | El cuello significa la fortaleza, en la cual dice que volaba el cabello del amor, en que están entretejidas las virtudes, que es amor en fortaleza. |
§ 29.4 | Y dice que volaba en el cuello, porque en la fortaleza del alma vuela este amor a Dios con gran fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna; y así como en el cuello el aire menea y hace volar el cabello, así también el aire del Espíritu Santo, mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios; porque sin este divino viento, que mueve las potencias a ejercicio de amor divino, no obran ni hacen sus efectos las virtudes, aunque las haya en el alma. |
§ 29.4 | Y dice que volaba en el cuello, porque en la fortaleza del alma vuela este amor a Dios con gran fortaleza y ligereza, sin detenerse en cosa alguna; y así como en el cuello el aire menea y hace volar el cabello, así también el aire del Espíritu Santo, mueve y altera al amor fuerte para que haga vuelos a Dios; porque sin este divino viento, que mueve las potencias a ejercicio de amor divino, no obran ni hacen sus efectos las virtudes, aunque las haya en el alma. |
§ 29.4 | Y en decir que el Amado consideró en el cuello volar este cabello, da a entender cuánto ama Dios al amor fuerte; porque considerar es mirar muy particularmente con atención y estimación de aquello que se mira, y el amor fuerte hace mucho a Dios volver los ojos a mirarle Y así, se sigue: |
§ 29.4 | Mirástele en mi cuello. |
§ 29.5 | Y vuelve a repetir en este verso el cuello, diciendo del cabello: Mirástele en mi cuello, porque, como está dicho, ésa es la causa por que le amó mucho, es a saber, verle en fortaleza. |
§ 29.5 | Y vuelve a repetir en este verso el cuello, diciendo del cabello: Mirástele en mi cuello, porque, como está dicho, ésa es la causa por que le amó mucho, es a saber, verle en fortaleza. |
§ 29.6 | Hasta aquí no había Dios mirado este cabello para prendarse de él, porque no le había visto solo y desasido de los demás cabellos de otros amores y apetitos, aficiones y gustos, y así no volaba solo en el cuello de la fortaleza; mas, después que por las mortificaciones y trabajos y tentaciones y penitencia se vino a desasir y hacer fuerte, de manera que ni por cualquiera fuerza ni ocasión quiebra, entonces ya le mira Dios y prenda y ase en él las flores de estas guirnaldas, pues tiene fortaleza para tenerlas asidas en el alma. |
§ 29.8 | Y eso quiere decir: Mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste. |
§ 29.10 | Esto mismo del cabello y del ojo dice el Esposo en los Cantares (c. 4, 9), hablando con la Esposa, diciendo: Llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste mi corazón en uno de tus ojos y en un cabello de tu cuello. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Cantico espiritual CA |
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§ 22. | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 22. | En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te llagaste. |
§ 27. | Entrado se ha la esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobre los dulces brazos deI Amado. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Cautelas |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Dichos de luz y amor |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Epistolario |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Grados de Perfecciòn |
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Juan de la Cruz (1542-1591) La Subida del Monte Carmelo |
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§ 0 | El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Llama de Amor Viva A |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Llama de Amor Viva B |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Noche Oscura |
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§ 0 | El aire de la almena, cuando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Otras del mismo a lo divino |
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Juan de la Cruz (1542-1591) Que va por super flumina |
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